Especial: Arthur Conan Doyle, espiritista

El escritor y médico inglés Arthur Conan Doyle (1859-1930) se hizo famoso por sus novelas del detective Sherlock Holmes. En ellas, el protagonista hace gala de un gran olfato psicológico cuando se trata de recomponer un rompecabezas de aparentes casualidades para resolver un caso embrollado.


Sir Arthur Conan Doyle
CONTACTO CON EL MÁS ALLÁ
Sherlock Holmes es un buen observador, que sabe extraer conclusiones acertadas a partir de algunos cabos sueltos, basándose en la lógica y en la lúcida reflexión.
Pero al parecer la racionalidad del héroe literario no distinguía precisamente a su creador, sino todo lo contrario: Conan Doyle fue un ferviente adepto del espiritismo. Ya en los años 1885 a 1888 participó en sesiones espiritistas en que se practicaba el movimiento de un vaso sobre la mesa, y realizó con resultado positivo sus propios experimentos de telepatía con un amigo. Pero en aquel entonces el interés por los fenómenos paranormales y la cuestión de la posible comunicación con los difuntos era todavía una ocupación secundaria. Cuando en el curso de la Primera Guerra Mundial el hijo menor de Doyle, Kingsley, murió de pulmonía, el escritor cayó en una tristeza profunda y trató de buscar consuelo en el espiritismo. Fue el físico e investigador parapsicológico Oliver Lodge (1851-1940) quien guió sus primeros pasos en este campo. Lodge también había perdido a su hijo en 1915 y estaba convencido de que a través de un médium podría establecer contacto con él en el más allá.
También Doyle creía firmemente en 1919 haber escuchado la voz de su hijo fallecido en una serie de sesiones con un médium galés. Escribió que "era su voz y hablaba de asuntos que el médium ignoraba". Poco después de esta experiencia pretendió haber visto apariciones de su madre y su primo que parecían de carne y hueso. 

DEFENSOR DEL ESPIRITISMO
Fotografía espectral
En las tres últimas décadas de su vida, Doyle fue un auténtico misionero de sus convicciones espiritistas. En Londres mantuvo durante años un "museo espiritista" y una librería especializada en literatura ocultista.
Fue presidente de diversas asociaciones espiritistas y viajaba sin desmayo para pronunciar conferencias en la que propagaba sus convicciones. Asumió la misión de convencer al mayor número posible de personas de esta nueva visión del mundo.
Atraídos por la fama del personaje, a sus conferencias acudían numerosos oyentes, que en muchos casos quedaron convencidos de la seriedad de su planteamiento.
Para dar mayor credibilidad a su exposición solía ilustrar sus discursos con "fotografías espectrales" -imágenes en que aparecen figuras fantasmales, como ocurre cuando se realiza una doble exposición-, realizadas y reveladas por él mismo. En su libro The case for spirit photography comenta en particular estas fotografías de espíritus.
Dimitió de la prestigiosa Society for Psychical Research en señal de protesta cuando algunos directivos de dicha sociedad pusieron en tela de juicio la autenticidad de los fenómenos relacionados con el marqués Carlo di Centurione.
Cuentan que tales fenómenos se produjeron en el castillo Millesimo del marqués, en Italia, cuando este, actuando en calidad de médium, entró supuestamente en contacto con el espíritu de su hijo fallecido.
Doyle escribió una serie de obras en las que expone sus puntos de vista espiritistas, como La nueva revelación, El mensaje vital, Wanderings of a spiritualist, The edge of the unknown e Historia del espiritismo.

CONAN DOYLE Y LOS ELFOS
Doyle también se interesó por los elfos, pequeños duendes unas veces altruistas, otras veces malignos de la mitología que en el curso del siglo XVIII se convirtieron en bondadosos seres naturales. En The coming of the fairies sostiene incluso que las hadas ocupan una rama propia en el árbol genealógico de la evolución. Estos habitantes sutiles de un mundo intermedio emiten, según él, unas ondas especiales que las personas normales no son capaces de captar. Pero aquellas personas dotadas de un talento especial pueden recibir esas ondas y ver de este modo a los elfos, las hadas y otros seres parecidos.

Fuente Enigmítica