HOY: 06/09 Presentación: La violencia oligárquica antiperonista 1951-1964 (CORREGIDOR) en el marco de la Feria del libro de Temática Peronista
EDICIONES CORREGIDOR
LA VIOLENCIA OLIGÁRQUICA ANTIPERONISTA
1951-1964.
SU CONSECUENCIA DIRECTA
De Roberto Baschetti
Viernes 6 de septiembre a las 16 en el
marco de la V Feria del Libro de Temática Peronista
Museo Evita - Lafinur 2988 - CABA
Tanto la historiografía
oficial como comunicadores sociales de medios masivos de empresas periodísticas
privadas, sitúan el nacimiento de la violencia política en Argentina en 1970
con el secuestro y muerte del general Aramburu por parte de los Montoneros. Sin
embargo, quienes sostienen esta teoría pasan por alto todo de un segmento de
acciones violentas que tiene como común denominador la supresión del peronismo
de la vida política argentina y la conculcación democrática. Ignoran así la revuelta de los oficiales del
arma de caballería –la élite del ejército argentino por entonces- en 1951, con
el fin de matar al presidente Perón, quien ganará las elecciones del año
siguiente con el 62% de los votos emitidos.
La aparición de ultras -adeptos al radicalismo- en 1953, colocando
bombas que explotan en una Plaza de Mayo repleta durante un acto del peronismo,
dejando una secuela de destrucción y muerte; un año más tarde y hasta 1955 el
desarrollo de los “comandos civiles” que entre otras bondades de la “libertad” que pregonan, ponen bombas,
matan policías y les roban sus armas reglamentarias. Ese mismo año son los
bombardeos a Plaza de Mayo un 16 de junio con más de 350 muertos y 2.000
heridos y tres meses más tarde la asonada militar que destituye por la
violencia de las armas al gobierno constitucional y arroja al líder natural del
peronismo a un injusto exilio de 18 años. El autodenominado gobierno de la
“Revolución Libertadora” (1955-1958) estará signado por un revanchismo
oligárquico y de clase que intentará borrar las conquistas sociales alcanzadas
hasta entonces en beneficio de la población.
Inclusive este gobierno de facto de Aramburu y Rojas, llevará al paredón
de fusilamiento a civiles y militares peronistas durante un aciago junio de
1956. Como la resistencia popular no cesa se verán obligados a llamar a
elecciones; ganando las mismas –con los votos peronistas- el Dr. Arturo
Frondizi, en tanto paradojalmente el peronismo sigue proscripto. Este nuevo
gobierno solamente durará 4 años (1958-1962) y caerá víctima de sus propias
contradicciones, entre las que sobresalen “la ayuda” que recibe del Fondo
Monetario Internacional (FMI) que impone su propio plan económico de gobierno
en detrimento de los intereses populares y la política represiva que lleva
adelante a través de la implementación del Plan Conintes que atiborra las
cárceles de trabajadores y militantes políticos. Las únicas elecciones importantes
que permite el gobierno frondizista se desarrollan en provincia de Buenos Aires
y allí el candidato peronista a gobernador
(Andrés Framini), se impone en las urnas pero su triunfo no es
reconocido, las elecciones anuladas y el verdadero poder detrás del trono (los
militares) destituyen de su cargo al presidente Frondizi. Desde ese momento y
hasta el año siguiente se desarrollará una puja interna, también violenta,
entre dos sectores del ejército, que discrepan en cuanto a la solución que debe
dársele al problema peronista. En tanto unos abogan por su proscripción lisa y
llana, total y definitiva; otros más moderados hablan de ralearlo de la arena
política solo cuando haga falta. Así dadas las cosas llaman nuevamente a
elecciones en 1963 con el peronismo que sigue proscripto. Con el 25% de los
votos triunfa “pírricamente” el candidato de la UCR, el Dr. Arturo Illia. Un
año más tarde, en diciembre de 1964, este gobierno, en connivencia con la
dictadura militar brasileña y el visto bueno de la embajada norteamericana en
Buenos Aires, impedirán el regreso a la Argentina de Juan Domingo Perón,
deteniendo su avión en Río de Janeiro y obligándolo a regresar a su exilio
madrileño.
La nominación aquí
sucinta de éste período que va desde 1951 a 1964 y que es ampliamente
desarrollada y explicada en el nuevo libro de Baschetti , le permite a éste
argumentar con propiedad y respaldo histórico incontrastable, que los años ´70
no fueron el principio de la violencia política en nuestro país sino su trágico
corolario luego de quince años de acciones “subversivas” y antipopulares signadas por tratar de imponer la voluntad de
la oligarquía y el imperialismo en Argentina.
Los nativos y “cipayos” que usaron la fuerza bruta para hacer realidad
sus propósitos antinacionales no solo nunca fueron detenidos y condenados por
sus actos sino que amparados por el propio Estado que ayudaron a desguazar,
recibieron honores, cargos, prebendas y
abultados sueldos; además los militares golpistas fueron ascendidos hasta llegar a los escalafones superiores de
sus respectivas armas. Al menos en este libro –todos ellos, civiles y
militares- son denunciados con nombre y apellido con la finalidad que no puedan
escapar a su responsabilidad histórica y para que su disolvente accionar
perdure en la memoria colectiva.
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