AQUI Y AHORA (MONDADORI - ANAGRAMA): el libro de cartas entre Paul Auster y J. M. Coetzee que impactó en la FERIA DEL LIBRO
AQUI Y
AHORA (CARTAS 2008-2011)
Coetzee
- Auster
Mondadori/Anagrama
Aquí y ahora reúne la
correspondencia entre el premio Nobel de literatura J.M. Coetzee y el Premio
Príncipe de Asturias Paul Auster, durante 2008 y 2011.
Aunque llevaban años leyéndose mutuamente y
estaban en contacto desde 2005, Paul Auster y J.M. Coetzee no se conocieron en
persona hasta febrero de 2008, cuando Auster y su esposa, la novelista y
ensayista Siri Hustvedt, asistieron al Adelaide Literary Festival, en
Australia. Poco después Auster recibió una carta de Coetzee proponiéndole embarcarse
en un proyecto común en el que «podamos sacarnos chispas el uno al otro».
Aquí y ahora es el resultado de esa propuesta:
un diálogo epistolar entre dos grandes escritores que se convirtieron en
grandes amigos. El deporte, la paternidad, la crisis económica, el arte, el
incesto, las malas críticas, la infancia, el matrimonio, el amor, son solo
algunos de los temas que tratan en los tres años que cubren estas cartas. Llena
de citas, anécdotas personales y referencias cinematográficas, esta correspondencia
ofrece un retrato íntimo de dos de los escritores contemporáneos más
interesantes.
«Te considero un amigo, un amigo verdadero, y lo
último que quiero en el mundo es que perdamos el contacto.» A lo cual Coetzee
replicó: «Por supuesto que somos amigos de verdad. Y hasta podemos ser hermanos
de sangre si quieres. La próxima vez que nos veamos podemos hacer una de esas
ceremonias de mezclar la sangre».
En la tarde del 29 de abril, convocados por el
programa Lectura Mundi de la Universidad Nacional de San Martín, John Maxwell
Coetzee –Premio Nobel de Literatura 2003– y Paul Auster se dieron cita en la
40ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Ante un
auditorio de alrededor de 1000 personas (y otras 500 que se ubicaron fuera de
la Sala Jorge Luis Borges ante la pantalla gigante donde se transmitía el
encuentro), los autores leyeron algunas de las cartas que se intercambiaron
entre 2008 y 2011, reunidas bajo el título Aquí y ahora en una publicación
conjunta de Anagrama y Mondadori.
Luego de la presentación a cargo de Gabriela
Adamo, Directora Ejecutiva de la Feria, y de Carlos Ruta, Rector de la
Universidad de San Martín, el público que había formado fila desde las primeras
horas de la tarde los recibió con una ovación. Pasaron luego a la lectura de
algunas de las cartas del intercambio epistolar que nació en 2008 con la
propuesta de J.M. Coetzee: embarcarse en un proyecto común que permitiera
salvar las distancias y “sacarnos chispas el uno al otro”.
Los fragmentos elegidos en esta ocasión
discurrieron sobre las coincidencias extrañas, sobre la competencia tan
despreciada por el autor sudafricano a partir de una partida de ajedrez que
terminó en tablas y lo torturó durante días; sobre el peso de los nombres y de
los números, a la vez vacíos y llenos de significado, según las asociaciones
que les asigna cada subjetividad (“De chicos llenamos hojas con nuestra firma
para convencernos de que nuestros nombres y nosotros somos una misma cosa”,
afirmó Auster); sobre la cuestión del tiempo y el espacio dentro de la ficción,
necesarios en alguna medida para amarrar nuestra imaginación a lo específico
(“¿Será que nuestra mente deplora el vacío?”, se pregunta en una carta el autor
de La trilogía de Nueva York); sobre la cualidad visual o, según Coetzee, el
aura de la que está hecha la imaginación, y sobre los límites de la
interpretación.
Tras varios años de este intercambio regular de
cartas, Auster le dice a Coetzee que va por todos lados hablándole y deseando que
estuviera ahí para compartir con él sus observaciones y mostrarle por ejemplo
el lugar donde compra sándwiches para el almuerzo: “Ahí estás, John, en mi
cabeza, y el efecto es placentero”. Para cerrar, el autor de Desgracia leyó una
carta donde retoma un poema de A. R. Ammons que dice que envejecer envejece y
expresa su desacuerdo: Coetzee considera que ve con más claridad que cuando era
joven y que las cosas continúan revelándose para él. “El mundo sigue arrojando
sus sorpresas; uno sigue aprendiendo”, concluyó.
Al finalizar la lectura, ambos firmaron
ejemplares en la carpa blanca ubicada junto a la entrada de Sarmiento.