Novedades Editoriales marzo 2015: ZONA BORDE - Ficción
Ariel
Bermani
Novela
Puede ser agua, puede no
serlo. Puede ser la infinita quietud en la más vertiginosa de las crecidas, o
viceversa. Puede ser movimiento y puede ser parálisis y es, sin duda, una
violencia que subyace para llegar silenciosamente y sin remedio hasta un
escenario en el que el objeto más destacado es “una silla de plástico que tiene
las patas traseras un poco vencidas”. El agua sube, trepa, tapa más como la
inmanencia de un estallido que como una amenaza de ahogo, y nos enfrenta a la
angustia de la inacción con la que, tal vez, todos nos sentimos identificados:
“Mueve los pies en el agua. Trata de hacer un remolino. Aunque sea, apenas, un
breve remolino. Le gustaría saber qué día es. Y no sólo el día de la semana.
También la fecha, el mes, el año”.
A través de la
digresión, Bermani nos hunde bajo aguas de procedencia tan humana como incierta
y, en ese aumento sin desbordes, la memoria se dilata y nos lleva a bucear en
una historia tormentosa.
Como en otras de sus
novelas, el autor logra un efecto cinematográfico a través de su estilo
despojado y preciso.
La paradoja de Agua reside en una pasividad capaz de
quitar el aliento.
Sin duda, el lector no
saldrá de estas páginas sin sentir que se ha mojado en el placer de la mejor
lectura.
Laura Massolo
Pablo
Pedroso
Cuentos
Los cuentos de Viaje a casa son diferentes expresiones
de una realidad que, por lo general, se muestra como lo que no es: una adorable
anciana que guarda un secreto siniestro; la particular relación erótica entre
una mujer de clase media y un mendigo; un hombre que sale de caza... pero por
la ciudad; la reacción de un grupo de chicos ante la muerte y la desnudez; un
típico velorio familiar con la combinación arrasadora entre recuerdos y cuentas
pendientes; un viaje entre apacible y brutal en un tren del conurbano ...
Pablo Pedroso raspa
sobre estas capas de apariencias y nos revela los límites de lo oculto, nos
muestra la sombra sórdida del deseo, el sinsentido de la razón y el componente
salvaje y latente que contiene todo ser humano.
Viaje
a casa está escrito en uno de los registros más arduos de alcanzar
para un escritor: el despojamiento. No hay barroquismos ni expresiones
rebuscadas en estos cuentos. Tampoco lugares comunes. Solamente la voz de un
escritor que evidentemente tiene en claro qué quiere contar y cómo contarlo.
Juan José Burzi
PEQUEÑAS
CRIATURAS DE LO INCESANTE
Laura
Yasan
Poesía
En una de las páginas de
El monje y la psicoanalista, Marie
Balmary deja caer una frase que, bien mirada, define lo que muchos entendemos
por poesía: “Hay frases que son verdad, porque al final de la frase hay
alguien”. Aunque se trate de una ficción que reelabora imaginariamente la
realidad, toda poesía aspira a ser la verdad de alguien, y la verdad de sus
lectores. Pero, ¿quién es ese alguien que está al final de estos poemas? Dado
su carácter biográfico, podríamos decir que es Laura Yasán. Y estaríamos
equivocados. Toda biografía es sospechosa, y más si elige la poesía, donde el
pudor confesional se encuentra mitigado e, incluso, alterado por las exigencias
del ritmo, de las imágenes, del tono, en fin, de todo aquello que hace que la
poesía sea poesía y no una crónica detallada del acontecer personal. La Laura
Yasán que nos espera al final de cada poema es una presencia que se encarna en
cada lectura: una mujer sometida a las “pequeñas criaturas de lo incesante”, la
“que roba lapiceras en las farmacias”, la Jane de un Tarzán a veces cruel e
indiferente. La mujer que sabe con triste certeza que no puede esperar su
nombre “escrito en letras de oro”.
De este libro tan
verdadero podríamos decir parafraseando a Walt Whitman: “esto no es un libro;
quien toca esto toca a una mujer”.
Eduardo Chirinos
Relatos
del ser armenio
Juan
Carlos Balassanian
Cuentos
“Imaginé que al final de la batalla se
abrazaban contentos porque habían ganado. Imaginé que festejaban abrazados como
yo me abrazaba a mi papá en la cancha de Boca. Imaginé que después los amigos
llegaban a sus casas y abrazaban a sus madres. Imaginé que a la noche
celebraban todos sentados en una mesa comiendo y riendo…”. La mirada inocente
de aquel niño nos da cuenta, hoy, casi paradójicamente, de que las historias
asimiladas durante la infancia transmitían uno de los acontecimientos más
brutales y tristes de la humanidad. Pero ese mismo niño tuvo el privilegio de
habitar un mundo pleno de afectos, sabores y alegrías gracias a la fuerza de
una estirpe que superó la tragedia y mantuvo el orgullo de sus tradiciones.
Así, con este saber, creció el escritor que hoy nos devuelve estos relatos
atravesados por la ternura, convirtiendo la certeza del horror en la imagen de
un tronco que no pudo ser arrancado y hoy muestra la rama fértil y poderosa que
se levanta por encima de las sombras.
Te
“voy contar” es homenaje y es abrazo, es risa y es llanto,
es memoria inevitable y es certificado de orgullo y valentía; es bálsamo, es
testimonio, es creación, es impulso vital; es la certeza de que la tierra que
se regó con sangre ha sido la elegida para dar los mejores frutos.
A cien años del
Genocidio Armenio, Juan Carlos Balassanian nos da el regalo de estas páginas a
las que nos asomamos, con gratitud y con emoción, desde todas las culturas que
reconocemos y celebramos este ejemplo de fortaleza.
Laura Massolo
Comentarios