Novedades editoriales mayo 2015: ANAGRAMA - Narrativa Mexicana
Álvaro
Enrigue
Narrativa
Mexicana
El 4 de octubre de 1599,
a las doce en punto del mediodía, se encuentran en las canchas de tenis
públicas de la Plaza Navona, en Roma, dos duelistas singulares. Uno es un joven
artista lombardo que ha descubierto que la forma de cambiar el arte de su
tiempo no es reformando el contenido de sus cuadros, sino el método para
pintarlos: ha puesto la piedra de fundación del arte moderno. El otro es un
poeta español tal vez demasiado inteligente y sensible para su propio bien.
Ambos llevan vidas disipadas hasta la molicie: en esa fecha, uno de ellos ya
era un asesino en fuga, el otro lo sería pronto. Ambos están en la cancha para
defender una idea del honor que ha dejado de tener sentido en un mundo
repentinamente enorme, diverso e incomprensible.
¿Qué tendría que haber
pasado para que Caravaggio y Quevedo jugaran una partida de tenis en su
juventud? Muerte súbita se juega en
tres sets, con cambio de cancha, en un mundo que por fin se había vuelto
redondo como una pelota. Comienza cuando un mercenario francés roba las trenzas
de la cabeza decapitada de Ana Bolena. O quizá cuando la Malinche se sienta a
tejerle a Cortés el regalo de divorcio más tétrico de todos tiempos: un
escapulario hecho con el pelo de Cuauhtémoc. Tal vez cuando el papa Pío IV,
padre de familia y aficionado al tenis, desata sin darse cuenta a los lobos de
la persecución y llena de hogueras Europa y América; o cuando un artista nahua
visita la cocina del palacio toledano de Carlos I montado en lo que le parece
la máxima aportación europea a la cultura universal: unos zapatos. Acaso en el
momento en que un obispo michoacano lee Utopía de Tomás Moro y piensa que, en
lugar de una parodia, es un manual de instrucciones.
En Muerte súbita el poeta Francisco de Quevedo conoce al que será su
protector y compañero de juerga toda la vida en un viaje delirante por los
Pirineos en el que una hija idiota de Felipe II será propuesta para reinar en
Francia y Cuauhtémoc, prisionero en la remota Laguna de Términos, sueña con un
perro. Caravaggio cruza la plaza de San Luis de los Franceses, en Roma, seguido
por dos sirvientes que cargan el cuadro que lo convertirá en el primer rockstar
de la historia del arte, y el amateca nahua Diego Huanitzin transforma la idea
del color en el arte europeo a pesar de que habla en castellano imaginario. La
duquesa de Alcalá asiste a los saraos reales con una cajita de plata rellena de
chiles serranos y usa un verbo que nadie entiende, pero parece temible:
«xingar». Muerte súbita se vale de
todas las armas de la escritura literaria para dibujar un momento tan
deslumbrante y atroz en la historia del mundo que sólo puede ser representado
mediante la más venerable y maltratada de las tecnologías, el artefacto cuya
regla de oro es que no tiene reglas: Su Majestad la novela. Y estamos ante una
novela realmente majestuosa, de enorme ambición y gran calidad literaria.
«Álvaro Enrigue ha asimilado a la perfección, con personalísima
mirada, el esperpento valleinclanesco recreado sobre un "ruedo
ibérico" renacentista, el fingimiento culturalista del mejor Borges y el
recargado tono barroco de una jocosa, por momentos hilarante, crónica del poder
ejercido entre desternillantes lances y desafíos... Espléndida novela para
tiempos de crisis»
Jesús Ferrer
La Razón
«Álvaro Enrigue ha escrito, con Muerte súbita, una novela a la
altura de su desmesurada ambición. Se le exige mucho al lector y, como
compensación, se le da lo mucho que promete. Y más que caminar a oscuras lo
hacemos en un vacío que poco a poco se va llenando y adquiriendo sentido en un
work in progress parecido al de un pintor o al del tejedor de un tapiz… En Muerte
súbita asistimos a un duelo formidable que cambiará el destino de la humanidad
y en el que caben la violencia y delicadeza, lo sublime y lo más descaradamente
obsceno, la hipérbole de las crónicas de Indias, la rica información sobre el
tenis desde sus orígenes y la conciencia de que, como todos los libros, este
“viene mayormente de otros libros”, sin que haya aquí nada de libresco. Por el
contrario, penetramos en lo más vital de la historia, del arte, y de los
torbellinos que nos han arrastrado a la modernidad»
J. A. Masoliver Ródenas
La Vanguardia
«Es un texto literario que detiene el tiempo, lo secciona por
donde mejor le parece al autor cortando y agrietando esos sitios ciegos de la
historia para imaginar un mundo que no entiende de géneros. Es posible que sea
también un divertimento histórico sobre hechos contados muy libremente y un
ensayo ficción sobre en qué cosa se puede convertir algo tan moldeable como es
la novela… No es solo un libro que cuenta un partido de tenis entre Caravaggio
y Quevedo, ni las historias cruzadas entre Hernán Cortés, Cuauhtémoc, Galileo,
Pío IV, el duque de Osuna o Ana Bolena, ni una lectura ejemplar de la Utopía de
Tomás Moro. Muerte súbita cuenta las vidas cruzadas de estos y otros personajes
de la Historia situándolos en su tiempo, pero leyéndolos desde el nuestro»
Ricardo Baixeras
El Periódico
«El autor toca tantas teclas que cabría temer que alguna pirueta
llevase al descarrilamiento. Si no ocurre así es por dos motivos. 1) Porque
estamos ante una obra que, pese a su complejidad temática, resulta siempre
entretenida y con frecuencia divertida, siquiera sea por la vía irónica. Y 2):
porque el riesgo que asume se equilibra con un derroche de talento en el
engranaje de tramas que se desarrollan en diversos espacios temporales y
geográficos. El hilo conductor es una partida de tenis que, con reglas muy
alejadas de las actuales, disputan el 4 de octubre de 1599, en la romana Piazza
Navona, dos hombres excesivos y de vida y arte exageradas, con cuentas que
saldar con la justicia, pero destinados ambos al panteón de los genios: Quevedo
y Caravaggio. Ahí se enfrentan “dos versiones de la modernidad cuando ésta
estalla” y cuando el mundo se ha hecho enorme con el descubrimiento,
exploración y conquista de América…
En el mejor texto de una contraportada que he leído en muchos
años, se asegura: “Muerte súbita se vale de todas las armas de la escritura
literaria para dibujar un momento tan deslumbrante y atroz en la historia del
mundo que solo puede ser representado mediante la más venerable y maltratada de
las tecnologías, el artefacto cuya regla de oro es que no tiene reglas: Su
Majestad la novela”»
Luis Matías López
Público.es
«Merece un aplauso cerrado. Ha tomado la novela como campo de
juegos, como certera excusa para armar un cuerpo único que, sin deberle nada,
tiene un aire vilamatiano de ensayo escondido, de materia que lleva una máscara
muy rotunda y hace bailar a quien la lee… El Premio Herralde de Novela siempre
es un escaparate de polémica, ideal para las tertulias, siempre más aburridas,
de literatos y gente del mundillo. Aquí, si quieren discutir, tienen un
ejemplar diverso, una creación auténtica que intuye que debemos dar un viraje a
la modernidad mientras habla de sus orígenes con originalidad y un punto de vista
que se aleja de lo convencional. ¿Quién da más? La contienda es inagotable»
Jordi Corominas i Julián
Blog personal
«Libro sustentado en libros […] y en una densa y plural
sustancia narrativa que el escritor recorre para revisar e interpretar, como buen
escritor de ficción, la Historia como pudo haber sido, vista más desde las
miserias que desde las grandezas y reescrita en estas páginas con un verbalismo
violento, desaforado y hasta sucio que refleja, potenciándolo, “el charco de
sangre y mierda que deja la Historia cuando se aloca” (p.118)… Obra que
refrenda que novelar es construir y la novela construcción, esfuerzo
compositivo. Hasta el caos ha de cumplir tal requisito y de ello da fe esta
singular y justamente premiada novela de Álvaro Enrigue»
Luis Alonso Girgado
El Ideal Gallego
Álvaro
Enrigue (1969) Nació en México, donde vive actualmente. Ganó el
Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz en 1996 con La muerte de un instalador, seguida de Virtudes capitales, El cementerio de sillas y, publicados por
Anagrama, Hipotermia y Vidas perpendiculares. Se dedica, desde
1990, a la crítica literaria.
DESPUÉS DEL INVIERNO
Guadalupe
Nettel
Narrativa
Mexicana
Claudio es cubano, vive
en Nueva York y trabaja en una editorial. Cecilia es mexicana, vive en París y es
estudiante. En el pasado de él hay recuerdos de La Habana y el dolor por la
pérdida de su primera novia, y en su presente, la complicada relación con Ruth.
En el pasado de ella hay una adolescencia difícil, y en su presente, la
relación con Tom, un chico de salud delicada con quien comparte su afición por
los cementerios. Será durante un viaje de Claudio a París cuando sus destinos
se entrecrucen. Mientras Claudio y Cecilia describen con minuciosidad su día a
día en París y Nueva York, ambos dejan traslucir sus neurosis, sus pasiones,
sus fobias y las reminiscencias del pasado que dictan sus miedos, dando cuenta
de cómo se conocieron y de las circunstancias que los llevaron a gustarse, a
quererse y a detestarse de manera intermitente. Después del invierno muestra
con un estilo incisivo, a veces humorístico y a veces conmovedor, los
mecanismos de las relaciones amorosas, así como sus diversos ingredientes. Con
una banda sonora de fondo en la que suenan Nick Drake, Kind of Blue de Miles
Davis, Keith Jarrett o Las horas de Philip Glass, la historia de amor entre
Claudio y Cecilia forma parte de un relato mayor que abarca un periodo
importante de sus existencias. Cada uno sigue su periplo trazando un mapa hecho
de encuentros y ausencias, de búsquedas e incertidumbres, de anhelos y pesares;
cada uno, obligado por sus circunstancias, desciende al abismo de sus derrotas
anímicas en busca de las claves para relacionarse tanto con los otros como
consigo mismo, y para construir, si es posible, su propio oasis de felicidad.
Guadalupe Nettel ha
escrito una novela rotunda, de una ambición e intensidad poco usuales, que
ahonda con maestría en su reconocible universo, el de los seres que habitan los
márgenes, el extrañamiento, la anomalía. Con ella se consagra definitivamente
como una de las voces imprescindibles de la actual narrativa latinoamericana.
«No, no la pierdan de vista porque la recurrente etiqueta de
imprescindible nueva sensación de las letras hispanoamericanas desprende un
aroma a comentario certero… Cuando asumes que todos los muertos los llevarás
dentro de ti días, meses, uno quiere leer más de Guadalupe Nettel. Lo cual
imagino que es de lo mejor que puede pasarle a un escritor y a un certamen
literario… Nettel sabe lo que se lleva entre manos y coloca pétalos y espinas
en cada rosa. Pasiones, fobias, miedos hacen que como bolas de billar unos
personajes choquen contra otros. De un chispazo, aparecen el cariño, el deseo,
la pasión, el tedio o un pertinaz detestarse… Todo ello desarrollado con mucho
talento. Con páginas que respiran y personajes que se levantan del papel así
como los fantasmas que hay en ellos (Vallejo o el Cortázar parisiense), pero
todo retorcido, personal muy cercano a ese Planeta Nettel que solo conoce ella…
Produce una inquietante y aterradora compañía leerla, casi como pasear un día
de lluvia por un cementerio»
Carlos Zanón
El País
«Sin morbosidad alguna, se va tejiendo una historia de
accidentada sentimentalidad, que conlleva un emotivo suspense y una sabia
combinación de dramáticas adversidades… Excelente novela»
Ángeles López
La Razón
«Nettel ha dejado de ser uno de los secretos mejor guardados de
la actual literatura mexicana para convertirse en una escritora que ha
conseguido edificar un mundo absolutamente personal, cuya condición primera es
la de obtener de lo inquietante, de lo que resulta extraño –diríase: de lo
nebuloso– el susurro helado de un mundo imperfecto y doloroso, allí donde el
fracaso y la muerte toman carta de navegación»
Ricardo Baixeras
El Periódico
«El amor, la enfermedad, la muerte, los abandonos y los
reencuentros nos acompañan a lo largo de una novela narrada con una
apacibilidad que subraya –como lo hace el silencio– la intensidad de unos
sentimientos que acaban por desbordarnos»
J. A. Masoliver Ródenas
La Vanguardia
«Nettel ha depositado su incisiva mirada en la mayor de las
rarezas que rigen el mundo: las relaciones. Claudio, cubano, y Cecilia,
mexicana, se conocen en París y surge una exploración plagada de gozos y
sombras»
Antonio Lozano
S Moda
«Sus novelas constituyen una épica del vivir, aceptando la
desolación final de la derrota. Después del invierno es la culminación de esa
épica, una melodía de la melancolía del vivir, cuyo emblema se reconoce en la
cita de unas palabras del peruano Julio Ramón Ribeyro, una presencia visible en
muchas páginas de la novela: “seres imperfectos viviendo en un mundo
imperfecto, estamos condenados a encontrar sólo migajas de felicidad” … Intuyen
el sentido de la vida en la poesía de Vallejo, en la trompeta de Kind of Blue,
de Miles Davis o en el piano de Dark Intervals de Keith Jarrett, como migajas
de una felicidad secretamente alcanzada»
Arturo García Ramos
ABC
«Hay que anotar, sobre todo, la espontanea frescura de la prosa
que se va leyendo, el buen contar descriptivo de las dos ciudades, Nueva
York-París que son su escenario»
Santiago Aiznara
El Diario Vasco
Guadalupe
Nettel (Ciudad de México, 1973) Es autora de dos libros de
cuentos: Juegos de artificio y Les jours fossiles. En 1992 obtuvo el
Prix de la Meilleure Nouvelle en Langue Française para países no francófonos de
Radio France Internationale. Colabora con distintas revistas y suplementos
literarios como Lateral, Paréntesis, La Jornada semanal, L'atelier du roman,
L'inconvénient. El huésped y Pétalos fueron sus anteriores novelas.
Comentarios